El lenguaje de la Realidad

Este blog se ha creado para recordar el atentado que sufrió la Universidad de Navarra el 30 de octubre del 2008. Los textos son de los alumnos de Filosofía del Lenguaje que han querido reflejar en ellos su repulsa del atentado, sus razones y también sus sentimientos.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Nosotros

José María García Castro
¿Podría haber sido cualquiera de nosotros el que pusiera la bomba? ¿Podríamos haber sido el propietario del coche robado? Quizá podría cualquiera de nosotros haber sido uno de los alumnos que sufrieron directamente las consecuencias de la explosión. O podríamos haber sido cualquiera de los padres o de las madres, las más preocupadas, quizá las que más sufrieron… podría haber sido cualquiera de nosotros el que estuviera en lugar de cualquiera de estas situaciones.

En cualquier caso, el coche bomba no lo ha aparcado junto al edificio central uno de “ellos”. La bomba la ha puesto uno de los nuestros, uno de “nosotros”.
“Nosotros”, es decir, todos, incluyendo cualquier “ellos” imaginable. Así, el que puso la bomba, también podría haber sido el que sufrió sus consecuencias. Mejor dicho: el que puso la bomba, efectivamente, ha sufrido las consecuencias de la bomba. Nosotros -todos “nosotros”, todos “ellos”-, de alguna manera, hemos puesto la bomba y hemos sufrido sus consecuencias.

Cuando se pasea estos días por los alrededores del edificio central, cercado con sus dos cintas rojas y blancas, y se contempla su soledad y su desperfecto y se piensa en lo que nos ha pasado, creo que bien se puede decir: “Y esto es lo que hemos hecho nosotros”.

Sé que son exageradas estas palabras. Parecen exagerar la solidaridad hasta el punto -no es lo que se pretende- de negar la culpa del culpable. Pero también es cierto que algo que define a los grandes hombres y a las sociedades maduras es que asumen como propias las grandezas y las desgracias de los suyos. De todos los suyos sin exclusión. Los hombres magnánimos viven y hacen actual la solidaridad del género humano y se sienten integrados en un “nosotros”.

A veces es difícil aceptar que el hombre que aparca el coche a la derecha del edificio central y lo hace volar por los aires es verdaderamente uno de los nuestros, uno de nuestra familia. Es más sencillo señalarle y gritarle: “tú eres enemigo, tú no eres de los nuestros, sufre porque me has hecho sufrir”. O escribir un cartel como el que este fin de semana un buen amigo leía en un pueblo del norte de Navarra: “La crisis es de ellos”. Sin embargo, el que escribió aquellas palabras divertidas, tampoco deja de ser uno de los nuestros.

No se puede olvidar que, al fin y al cabo, ETA es nuestra y está formada por conciudadanos. Viajamos en el mismo autobús de línea, nos sentamos en los mismos bancos públicos, y llueve para todos cuando llueve. Tenemos el mismo presente. Tenemos la misma historia. Nosotros.

Es verdad que no sabemos qué hacer para no ser vencidos por ETA. Es posible que nada pueda hacerse salvo confiar en los medios que tenemos: leyes, jueces, policía, cultura... Pero es posible también que a muchos se nos ocurran y se nos pasen por la cabeza medios violentos para acabar de una vez con el problema. Métodos prácticos que otros han utilizado dirigidos por la sed de venganza o por el odio. Quizá este redescubrimiento: “nosotros” sirva para reorientar el problema.

No ser vencidos por ETA podría significar de entrada, no aceptar lo que intentan promover, esto es, la utilización de un lenguaje del ellos, la exageración de una diferencia que, aun existiendo, acaba convirtiéndose en una fractura del nosotros. A veces sangrienta. Dirigirse a ETA como si fuera algún “ellos” extraño y enemigo, significaría someterse a su lenguaje, aceptar la primera derrota. Porque el lenguaje del ellos es el lenguaje de la guerra. Y la paz definitiva y la justicia, se conjuga desde el nosotros.

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